Santiago de Compostela y su leyenda más querida.



Santiago de Compostela y su leyenda más querida.



Se dice que bien pudo ocurrir que al apóstol Santiago el Mayor se le encomendara cristianizar Hispania a la muerte de Jesucristo, hacia el año 40 de nuestra era. El apóstol entró en la Península por un puerto del sur, a donde llegó aprovechando el abundante tráfico marítimo romano. Subió por Portugal y llegó a Iria Flavia, continuando sus predicaciones hacia tierras del Este. Transcurridos unos dos años de su llegada, decidió regresar a Palestina. Al llegar a su patria fue denunciado por los judíos, y Herodes Agripa ordenó que se le decapitara. Sus discípulos trajeron a España su cuerpo para enterrarlo. Según una leyenda, éstos pidieron ayuda a la reina Lupa, señora celta de las tierras romanas del Fin del Mundo, para transportar el cadáver de Santiago desde la costa, y ésta para burlarse de ellos les dio dos toros bravos. Cuando los animales llegaron ante el sepulcro se convirtieron en dos bueyes, que llevaron el cuerpo hasta donde se encuentra actualmente.
Cuenta la tradición o la leyenda que a Santiago el Mayor, uno de los apóstoles predilectos de Jesús, lo mandó decapitar Herodes Agripa. Sus discípulos recogieron los restos del santo y los trasladaron en una barca , que fue guiada por lo divino desde Palestina hasta las costas gallegas, donde fue enterrado.
Sobre la tumba se levantó un mausoleo según el modelo de las necrópolis romanas, formado por una pequeña construcción rodeada de columnas, cuyos restos permanecen en el subsuelo de la Catedral. En el mausoleo también se encontraron otras dos tumbas atribuidas a sus discípulos Atanasio y Teodoro. Eran tiempos turbulentos, y la persecución de los cristianos llevó a que el mausoleo cayera en el olvido, hasta que un oportuno milagro lo hace reaparecer en el siglo IX, cuando empieza la lucha para reconquistar la Península a los musulmanes. Será en este siglo cuando el rey asturiano Alfonso II el Casto, lo declare patrono de España. El 25 de julio se instaurará, con carácter nacional, la fiesta del apóstol Santiago. Se dice que el primer peregrino fue Alfonso II y desde Oviedo sale el Camino Primitivo, el primero de todos los Caminos de Santiago. Pero… ¿Cómo se enteró el rey Alfonso II de el hallazgo? Otra leyenda nos dice que por allá el año 841 un monje llamado Pelayo paseaba cerca de una antigua capilla de la que se cuidaba cuando vió en el cielo una estrella que brillaba, tal cual lo hizo en su día una para identificar el nacimiento de Cristo, era como si le señalara un lugar especial, así que ni corto ni perezoso fue hasta el lugar. Pelayo se percató de que el lugar que señalaba era una antigua construcción funeraria que destacaba por su sencillez, dentro de un campo santo. Una vez hecho el descubrimiento lo trasladó al Obispo y así poco a poco de seu corriendo el rumor hasta que llegó a Alfonso el Casto, el cual tenía este apodo no por su falta de relaciones sexuales, sino por que era estéril… pero eso ya es otra historia.

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